¿Hago lo que me interesa o hago lo que debo?
En el enfrentamiento que libramos entre interés propio e interés general parece ir ganando el equipo de los del amor propio. Estos se han colado en la liga usando el comodín del utilitarismo y alineando en su formación al libre mercado, el objetivismo anti-intervencionista de Ayn Rand, la ética neoliberal, el consumo sin fin y desenfrenado, el autoempleo y los postulados positivistas new-age.
«Quiérete». «Tú eres tu única prioridad». «Tú eres responsable de tu felicidad»… son pancartas que han desplazado de las gradas aquella otra bandera, propia de nuestra tradición cristiana, «Ama al prójimo como a ti mismo».
Dostoievski pensaba al respecto que solo se puede amar al prójimo cuando uno se ama a sí mismo; ergo… ¿primero voy yo?
Esa doble verdad, convenientemente interpretada y revestida de una supuesta sabiduría ancestral, tomó cuerpo en la cita de hoy cuando George S. Clason publicaba en 1926 su librito de autoayuda financiera «El hombre más rico de Babilonia». Sus exitosas parábolas eran promocionadas por aseguradoras y bancos, interesados en fomentar el concepto del preahorro entre la población.
Tres años después llegaba el hostión del «crac del 29».
Puede que esta frase de hoy te resuene como más reciente y contemporánea. A mí me la descubrió Rubén García, fundador de la comunidad de negocios Thursday. Fue hace dos décadas, a través de su lista de correo y emails de «ArmasdeVenta» y «Rich Dad».
Robert T. Kiyosaki, en su libro “Padre Rico, Padre Pobre” la toma prestada para el mandamiento número 5 de su decálogo para desarrollar tus poderes financieros que, como parece sugerir el texto, emana de dios. El dios del dinero.
Algo muy propio de una cultura de espíritu calvinista y creyente en el ascenso individual sin techo a través del esfuerzo.
El mismo Kiyosaki insiste en que quererse, pagándose en primer lugar y poniendo en la cola impuestos y acreedores, no implica actuar como un moroso. Hay que ser responsable y acabar pagando.
Sin embargo, una deuda no es algo encapsulado que se paga solo obedeciendo a un ciclo natural de réditos provenientes de activos, mientras tú dejas de pastorear tus acciones. Está afectado por otros factores como el caos, el cambio, la finitud y el tiempo.
De alguna manera reconocía esta volatilidad cuando co-escribió el libro «Por qué queremos que tú seas ric@» con Donald Trump: Es cuestión tuya, solo tuya y nada más que tuya ‘no ser parte del problema, sino de la solución’.
Te queda como consuelo lo que cantaba, ¡ay!, la malograda Whitney Houston: Y si, por casualidad, ese lugar especial con el que andabas soñando te lleva a un lugar solitario, encuentra tu fuerza en el amor… ¿propio?
P.S.: Ámate un poquito y escucha nuestra playlist de Spotify, actualizada hoy con Whitney Houston, Pink Floyd, The Beatles, De La Soul, Dean Martin & Ricky Nelson, The Ink Spots…